Acabamos de estrenar el 2021 pidiendo que todo vuelva a la normalidad y nos abrazamos a nuestros objetivos como una excusa para mirar solo hacia adelante y así no echar la vista atrás, en una carrera que no tiene sentido; pero este 2020 que acaba de morir nos ha traído multitud de aprendizajes que puedes descubrir si te paras a pensar y puedes dejar de quejarte.

El mundo al que nos abrazamos cambió hace ya mucho tiempo, en concreto te puedo dar hasta la fecha en que lo hizo, el 11 de septiembre de 2001 y desde ese día en el que empezamos a perder nuestra sensación de seguridad, ésta no ha dejado de menguar.

El año pasado, el “maldito” 2020, nos trajo la pandemia que restó nuestras libertades, aunque nos acercó a nuestros seres queridos, nos alejó de nuestras vidas, pero nos ayudó a encontrarnos a nosotros mismos y es que quizá el mundo tiene un mensaje para nosotros que nos empeñamos en no comprender.

Entonces nació el 2021 y con el brindis de bienvenida le pedimos que nos devolviese lo que es nuestro, pero la sorpresa nos esperaba ya a la vuelta de la esquina, la tercera ola de Covid viene acompañada de una nevada histórica que es capaz de frenar en seco nuestros propósitos nada más empezar.

No le des más vueltas, la seguridad no existe, tienes que acostumbrarte a la
incertidumbre, tienes que aprender a bailar esta melodía ahora que aún tienes tiempo, y te aseguro que no es suficiente con que te pongas objetivos.

Los objetivos miran al futuro, pero este baile se juega aquí, en este mismo momento, ahora mientras lees estas líneas, y es por eso por lo que te voy a invitar a que te acostumbres a vivir “fuera del tiesto” de la seguridad, acostúmbrate a la incertidumbre, a “buscarte la vida”, a resolver retos, de forma constante y consistente, porque de eso va el mundo ya.

Quiero hacerte esta invitación acompañada de algunos de esos retos que te van a tocar las narices, pero que te mostrarán la llave de la puerta que oculta a las dos herramientas que vas a necesitar para vivir en este siglo, la responsabilidad y la consciencia.

Aquí van

• Prueba a perderte de forma habitual, lánzate a cambiar la salida en la rotonda, esa que nunca tomaste ni sabes donde lleva, o salte de camino cuando corras, encontrando vete tú a saber.
• Pide ese plato en el menú que no sabes que es, o compra esa fruta de la que no sabes ni el nombre.
• Cambia de transporte público o mejor ve andando.
• Habla con extraños, en cualquier lugar y circunstancias. Regálales un libro o un cd que ya no utilices y comprueba como surgen emociones por doquier.
• Lee libros de forma aleatoria, lanza un dado para elegir la estantería y lánzalo otra vez para encontrarlo en ella, no leas ni el título, sumérgete en la duda.
• Ponte ropa que jamás te pondrías, juega con los colores, con las formas, los tactos, diviértete haciéndolo y viendo el efecto que tiene en los demás.
• Pídele a tu peluquero un cambio de look sin mirarte en el espejo.
• Llama a ese amigo o familiar del que hace mucho que no sabes y descubre como la vida te da sorpresas.
• Vuelve a visitar aquel lugar donde jugabas de niño, descubre los nuevos olores mezclados con los viejos recuerdos.
• Dibuja, garabatea sin miedo, escribe lo que te salga de las narices y después regálalo.
• Coge de nuevo los dados y crea un número de teléfono aleatorio y llama a ver qué pasa.
• Escribe una carta de amor anónima y déjala en algún buzón.
• Tira o regala aquellas cosas que ya no usas, aligera carga.
• Besa, ama, sonríe y comparte tus emociones.
• Di “Te quiero”
• Despierta a media noche e intenta ir a la cocina, coge algo para comer y sal a la calle, descubre como es el mundo en el que no vives.
• Túmbate en el suelo y mira el mundo desde allí, sube a la azotea y haz lo mismo.
• Llena un vaso de agua y trata de descubrir que secreto esconde cuando lo bebes con atención.
• Intenta dar cincuenta pasos con los ojos cerrados y acostúmbrate a sentir el miedo.
• Abraza.
• Roba algún beso.
• Ponte algo al revés y cuenta las veces que te avisan, intenta batir ese récord.
• Juega a algún juego nuevo.
• Escucha música diferente, mejor aleatoria. Sintoniza emisoras de países exóticos.
• Escóndete en algún rincón y da un susto.
• Envía una carta de agradecimiento a alguien conocido porque sí.
• Queda con un amigo y rétate a no decir ni una palabra.
• Escribe al revés, habla al revés.
• Rompe alguna regla y enfréntate a las consecuencias.
• Acuéstate en una cama la próxima vez que vayas a una tienda de muebles.
• Apúntate a algún curso que no hubieses hecho nunca.
• Proponte conocer a algún famoso.
• Cocina.
• Entra en un hotel y ve al baño.
• Mira a un desconocido a los ojos y juega a mantener la mirada.
• Bájate una estación antes en el metro y busca tu destino sin ayuda externa.
• Vete a la otra punta de la ciudad y prueba a volver sin dinero.
• Saca una entrada para el cine y ve solo.

Incertidumbre, esa es la antesala del miedo, esa emoción tan voluble y traicionera que secuestra tu libertad, es la que te aleja de lo que quieres y te atornilla a un pasado que ya no volverá, mientras miras a un futuro que ya no puedes predecir, incertidumbre es lo que temes y lo que oculta lo que quizá ames, y es por eso por lo que debes acostúmbrate a encontrarla, a
mirarla a los ojos para descubrir como con el año 2020 que quizá no es tan mala como parece, sencillamente, es que no le diste la oportunidad.